viernes, 5 de junio de 2009

Poemas de Alberto Angel Montoya

ANA
He vuelto al puerto tropical que un díamiró el reposo de mi sed livianabajo la sombra de tus brazos. Ana,tu boca era una fruta al medio día.
Después amor y estío en romería.Viajes por hielo en el borgoña grana.Y tras el vino, la caricia vana.Mío el desdén y tuya la porfía.
Hoy de otro cuerpo mi placer se ufana.Al "Café de los guamos" todavía llega en vinos nocturnos la mañana.
Pero un dolor invade mi alegría:no haberte amado cuando fuiste míay amarte ahora que te sé lejana.


EL RETORNO
Fue tan grande y amargo mi despecho,y fue tu angustia en el adiós tan poca,que al recordar la herida de tu bocasoñé con otra igual para mi pecho.
Mas hoy depongo mi rencor. Sospechoque acaso loco yo, tú también loca,el mal que así nuestro dolor provocauno al otro, a la vez, nos lo hemos hecho.
Prueba la copa y el dorado vinoofréceme en tus labios. Adivinoque idéntica a esa flor presa en tu broche,
sumisa al ruego del amor serás.Cómo eres tú, lo comprendí esta noche.Cómo soy yo, tú nunca lo sabrás.


EL RITO
He hallado un rito antiguo, dolor, para que oficietu orgullo su venganza. Asiática moliciesobre cojines blandos. Mágico sueño de opio.Edén imaginario que a la tristeza engañas,colores imposibles y figuras extrañascomo si fueran vistos en un caleidoscopio.
No saber de los odios, envidias y rencores.Creer estar tendido sobre un tapiz de flores.Dejar de ser, o acaso ser todo y no ser nada.Oh sueño que simulas roce de manos de hadasobre los ojos puestas. El mundo qué pequeño.Qué corta la existencia para vivir un sueño.
Frágil entre una nube de túnicas flotantespasa un desfile eterno de cuerpos insinuantesque yo jamás amé.
Y todo en un pesado silencio de nirvana,mientras que, suavemente, de la mesita enanase difunde el aroma de las tazas de té.
Y ella lejos, muy lejos. Tan lejos, tan lejana,que fue un milagro el lecho con ella esta mañana.


LAS MANOS
Yo no sueño con manos gentiliciasblancas como las blancas azucenas.Albas las sueño, mas las sueño plenasde pasión y de eróticas primicias.Manos para los rezos impropicias.Pálidos nidos de azuladas venas.Manos sabias en íntimas caricias.Manos para borrar todas las penas.Manos que entre las uñas afiladasguarden cruentas lujurias ignoradas.y al mandato de sádicos fervores,clavaran su febril concupiscenciaen la misma maniática inconscienciacon que otras manos deshojaran flores.

TU PIE
Nardo y rosa, tu pie guarda una clavede voluptuosidad que me estremece,cuando en la alfombra silenciosa y suave,bajo tu bata, al caminar, florece.Si en las manos lo tomo, me parece,transido al roce de mi tacto, un aveque al sentirse cautiva, desfallece:tan pequeño es que entre mi mano cabe.Ni en la húmeda curva de tu labio,ni en tu seno rotundo, ni en el sabiogiro sensual mi esclavitud persiste.Ese pie, nardo y rosa, diminuto,en el espasmo breve de un minutotornó mi beso eternamente triste.

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